El día 9 de
mayo, la Alemania fascista firmaba la capitulación incondicional ante el
ejército rojo, verdadero enterrador del fascismo, aquel que no solo derrotó al
monstruo nazi, sino que permitió que hoy viviéramos en otra clase de planeta y
aseguró la paz para otro tanto tiempo. Muy al contrario de lo que se piensa, no
fueron los estadounidenses quienes provocaron la derrota de la hitlerianismo,
sino el pueblo soviético. Si, si: el mismo, aquel que dejó una cifra aproximada
de 27 millones de héroes en una guerra que costó al mundo entre 55 y 60
millones de seres humanos al planeta. Todo eso, sin ánimo de menospreciar, frente
a la irrisoria cifra de 220 mil personas perdidas por los EE.UU. Todavía hay
quién dirá que fue el frio quién derrotaría al fascismo, pero hemos de decir
que la guerra para la Unión Soviética comienza en 22 de junio de 1941, y dura
casi 4 años, hasta el día 9 de mayo de 1945. Durante esos años hubo estaciones más
o menos cálidas y cálidas, que a pesar de las cuales, no significaron un freno
para el avance soviético. El alto mando alemán lanzó una operación llamada
Blitzkrieg o guerra relámpago, y según sus cálculos esperaban derrotar a esos “inútiles
judeo-eslavos comunistas”, en 3-4 meses, antes de que llegase el invierno. Pero
no fue eso lo que sucedió. Además de ello, los soviéticos eran conscientes que
llegaría el invierno, y había que estar preparados para tal situación, y cuando
llegó el invierno, los soldados nazis se encontraban con ropa que no era apta
para tal época. A medida que avanzaban las hordas salvajes de Hitler, se fueron
encontraron una resistencia cada vez mayor en su avance hacia el este. La
conquista de Europa por parte de la Alemania nazi fascista, permitió poner toda
la industria a su servicio para su megalómano proyecto de destrucción y
esclavización de la humanidad, así como a más soldados a su disposición, aparte
de la ayuda de otros gobiernos fascistas de Europa. Hitler lanzó 5 millones de
soldados a exterminar la URSS, así como disponía una ventaja militar de 1:3, es
decir: que por cada pieza de guerra soviética, la Alemania nazi tenía 3. Ante
tal situación, el estado mayor general soviético, decidió aplicar unas varias
políticas: una fue la de tierra quemada: aquella para que los soldados
fascistas no encontrasen nada al llegar. Otra, fue la organización del sabotaje
en retaguardia en aquellas regiones que habían sido ocupadas, con el fin de no
sólo impedir que avanzase sin problemas, sino de no dejarlo descansar y
hostigarlo. A estas medidas se puede sumar, la táctica de máxima resistencia y
no retroceso ante las fuerzas enemigas, con el fin de desgastarlas. De esta
forma, castigaron tanto al enemigo, que lograron igualar la superioridad
numérica a 0 y detuvieron el avance alemán hacia Moscú, mientras al mismo
tiempo, las fábricas soviéticas trabajaban sin descanso en retaguardia para
poder conseguir tal objetivo. Esto permitió al ejército rojo contraatacar a la
tropas hitlerianas haciéndolas retroceder. Luego tenemos batallas como la de
Stalingrado, actual Volgogrado, en la que se detuvo el avance de la Wehrmacht
(ejército alemán), donde 2/3 partes de este fueron destruidos. Finalmente, los
alemanes se vieron obligados a reagruparse con lo que le quedaba en la estepa
soviética, donde volvieron a chocar en Kursk en 1943, donde el ejército rojo
recuperó la iniciativa estratégica, y de allí en adelante, se caminó sin parar,
dicho de manera relativa, hasta Berlín. Podríamos decir, que esto es fue más o
menos, lo que ocurrió. No se ha ahondado demasiado.
¿Pero cómo
llegó al poder semejante bestia y, por qué surge el fascismo? Hay que mirar el contexto en que sucedió. Los
años 30, era una época en que la economía del mundo sufría una de las mayores
crisis económicas de la historia, debido al llamado crack del 29. También hay
que decir que la crisis no fue debida al crack de la bolsa de Nueva York, sino
al descontrolado modo de producción capitalista, que genero el colapso de la
economía del mundo. Esto originó mucha pobreza, y millones de trabajadores
comenzaron a sufrir necesidad, a raíz de que perdían sus puestos de trabajo. Es
en estas épocas, es cuando se cuestiona al sistema capitalista y se mira hacia
otros lados, puesto que millones de personas ven como tal forma de vida las
conduce a un agujero sin salida y las condenas a la miseria. Pero sin embargo,
los privilegiados de este régimen social, no desean renunciar a sus
privilegios, y cuando ya el mecanismo democrático no funciona en la dirección
que ellos quieren, recurren a la violencia y represión, con tal de dejar
intacto su sistema. Los líderes fascistas, actúan con populismo y demagogia,
hablando del malestar de su nación, con el fin de convencer a los ciudadanos de
su país. Pero son los pueblos, quienes luego sufren las consecuencias de estos regímenes
tiránicos, pues los negocios de los grandes industriales y banqueros para nada
sufren ningún cambio. Es así, como la burguesía europea y norte americana,
comienza a financiar títeres que no se detienen ante nada. Estas gentes, no son
las que sufren las consecuencias de la explotación ni de la guerra, pues sus
fortunas no solo compran voluntades, sino que les permite estar a salvo ante
situaciones de este estilo. En tal caso, fue Hitler, un ser inhumano, cuyo su
nacionalismo exacerbado le hacía creer que la raza área estaba por encima, y
más en concreto, el ciudadano alemán, del resto de pueblos del mundo. Además,
de ello, lo armaron, pues los capitalistas del mundo entero, temían que los
trabajadores vieran una forma diferente de vivir, en el cuidado del hombre y la
mujer en su conjunto. Estos, en la URSS, estaban por encima de los intereses
individuales; un modelo, donde la educación, la salud, la vivienda, el deporte,
la cultura y etc., es decir, el desarrollo del ser humano, era un eje central
del estado. Eran los capitalistas europeos quienes más miedo le tenían, al
modelo social representado por la URSS, pues “el peligro comunista estaba cerca”.
Por ello decidieron financiar y armar el proyecto fascista, comenzando con
Mussolini en Italia y siguiendo con Hitler en Alemania, apostando por éste
último de manera más fuerte. Esperaban que Hitler, personaje anticomunista
hasta el tuétano, se lanzase contra la Unión soviética. Por ello, además tanto
Inglaterra como Francia, firmaron un pacto de no agresión. Sin embargo, el
gobierno soviético, venía proponiendo una unión a ambos gobierno, además del checoslovaco.
La propuesta era un pacto defensivo, que decía que si Hitler atacaba Checoslovaquia,
intervenir todo juntos antes de que pudiera desarrollarse un problema mucho más
grande. Pero Hitler, cuando alcanzó el poder suficiente, se negó a seguir los
dictados de sus amos, puesto que “el alemán no es el títere de nadie”, y así se
generaron las mejores condiciones para la conquista de Europa. Al mismo tiempo,
la firma de pactos de no agresión por parte de las democracias liberales de la
época, dejó a sola a la república ante el fascismo español, italiano y alemán, república
que había tomado un camino demasiado peligroso para las democracias burguesas.
Los mismos políticos capitalistas, dijeron por su boca que preferían a “dictadorzuelo”,
que una España comunista. El gobierno soviético, vista la reacciones de los
demás, también decidió firmar con la Alemania nazi un pacto de no agresión y
retrasando la guerra que sobrevendría. ¿Pero qué otro factor permitió al pueblo
soviético, aparte de lo mencionado, vencer a esa inmensa máquina de guerra que
había creado la burguesía? Fue el sistema. A pesar de los fallos que pudiera
tener la Unión Soviética, en aquél país, el trabajador era dueño de su vida,
puesto no solo tenía unos derechos garantizados, sino que era participe de
ella, puesto que la democracia directa y participativa, es hija de la teoría
comunista. Allá los trabajadores podían ejercer sus propias decisiones, además
de que todo lo que hacían era para el colectivo y todos los pueblos agrupados
dentro de aquél gigantesco país. Los obreros y campesinos protegieron esa
patria que no podían tener en otros países. Protegieron al sistema construido
por ellos mismos.
Pero a pesar
de todo el sufrimiento que costó mantener el planeta otros tantos años en paz,
hoy, en plena crisis económica internacional (que no tiene precedentes en la
historia), aparece el fascismo otra vez en Ucrania. Los mecanismos
tradicionales no sirven para solventar los problemas que padecen la gente, por
eso, para seguir manteniendo este sistema basado en saqueo del otro, hay que volver
a recurrir a los “antiguos” métodos, como se hace en Ucrania. ¿De dónde sacan
esos demócratas maidanistas esos fusiles automáticos, chalecos antibalas y toda
clase de material militar? Eso un trabajador, es algo que no se puede permitir.
LLuego, por otro lado, los medios de comunicación, llaman pro ucranianos, a senófobos
que asesinan a aquellas gentes que no solo no piensan como ellos, sino que
luchan por los derechos sociales y laborales de la gente, asaltando sedes
sindicales y de partidos de trabajadores, y golpeando a su gente hasta la
muerte, quemándola viva o con arma de fuego. Esa es la democracia que están
apoyando en estos momentos la UE y los EE.UU., insultando a todos aquellos
antifascistas que lucharon para que hoy hubiera un mundo mejor. Por supuesto
que a estos países y sus capitalistas, que se dedican a imponer sus designios a
otros, les importa un pimiento la miseria de la gente, incluso lo que les pasa
en la actualidad a aquellas gentes que viven en Ucrania sur y este. No les
importan sus vidas, porque si así fuera, no hubieran montado este escenario de
guerra porque el anterior gobierno no quisiera endeudarse de por vida con la
banca alemana y estadounidense. Debido a las mejores condiciones de comercio,
es que prefirió acercarse a Rusia el gobierno legítimo de Kiev.. Los
capitalistas estadounidenses, buscan una guerra fuera de su territorio, en la que
dar créditos y vender armas otros países, para así seguir con la expansión de
capitales por todo el mundo. A pesar de sus proclamas de libertad. Norte América
y la UE, no tienen ningún problema en causar esta masacre, pues son los hijos
de aquellos que antaño armaron a Hitler. Con ello, incluso insultan la memoria
de todos aquellos antifascistas de sus propios países para que hoy hubiera un
mundo mejor.
Esta es una
situación que precisa ser denunciada. Hay que señalar la actitud de nuestros
gobernantes y sus títeres de los medios de comunicación, que llaman
paramilitares y terroristas a la población ruso hablante y antifascistas que se
ha organizado en autodefensas de las regiones del este y sur, que no desea
vivir bajo la junta fascista y golpista de Kiev, puesto que ya han visto lo que
les han hecho a otros. Es imposible que pueda existir tal acuerdo, con
semejantes engendros. La guerra, la sufren aquellos que menos culpa, y menos
tienen. Hay que proclamar la paz, pero eso no quiere decir poner la otra
mejilla. El destino de las regiones del este y sur de Ucrania, deben de
decidirlo los pueblos que las habitan, y no el fascismo e imperialismo de las
oligarquías, que con ello, no hacen más que proteger sus intereses. Esos son
aquellos que no luchan en la calle, ni ninguno de su familia muere en tales
situaciones. Hoy, conseguir la paz, es frenar los intentos de los fratricidas y
adinerados. Y la mejor forma de hacerlo es decirlo, y mejor todavía: es salir a
la calle denunciar el abuso de nuestros gobernantes, al mismo tiempo que nos
solidarizamos con los antifascistas del este y sur de Ucrania. Tropas armadas,
llevan alguna que otra semana intentando tomar la ciudad de Slaviansk,
defendida por milicianos. Si todavía no pudieron tomarla, es que no hay fuerza
para ello. Además, el gobierno fascista de Ucrania, necesita ser financiado, y
los amos no financian aventuras bélicas de las que no van a sacar ninguna tajada.
Ese gobierno está destinado a caer y las regiones del este de Ucrania podrán
independizarse del agresor nazi. Podrán ser libres. Hay motivos para la
esperanza. Antes no pudieron con el pueblo soviético. Ahora tampoco podrán con
los pueblos de sur y del este de Ucrania. Por eso: ¡ánimo antifascistas! Porque,
¡no pasarán!
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